La edad nunca es obstáculo para continuar como una persona productiva. Así lo manifiestan y dan testimonio de ello personajes como Manuel Foyo Rodríguez “El Profe” y Socorro Vázquez Ríos, “Coquito”, que a sus 75 y 72 años respectivamente son ejemplo de trabajo y de un espíritu filantrópico cuyo fin es aprovechar su vasta experiencia para ayudar a niños y jóvenes que requieren apoyo.
Y es que a diferencia de miles de adultos mayores que hoy en día sufren de abandono, maltrato y marginación, la vida de ambos personajes no tiene límites y es una búsqueda constante de mejorar para usar toda esa capacidad en bien de los demás.
El caso del profesor Manuel Foyo Rodríguez, comenzó hace 9 años tras haber sido despedido de su último trabajo formal y fue la necesidad económica la que le obligó a buscar algún modo de vida para poder subsistir y gracias a sus conocimientos en matemáticas y a la posibilidad de haber estudiado una ingeniería, decidió ofrecer clases para los jóvenes aspirantes a ingresar a la Universidad Autónoma de San Luis Potosí (UASLP).
El profe, aprovecha el apoyo que la misma universidad le ha otorgado para que pueda usar los espacios de la biblioteca central donde cita a sus alumnos para poder entrenarlos en razonamiento matemático logrando excelentes resultados ya que muchos jóvenes han alcanzado su ingreso a la institución tras partir en ocasiones prácticamente de cero en el conocimiento de algunos temas.
“Me han dicho que soy un tonto, que cómo puedo cobrar 60 pesos por tantas horas de trabajo, pero yo no lo hago por el dinero, sino para mantenerme bien mentalmente mediante la resolución de problemas y que no me dé Alzheimer”, señala bromeando el profesor Manuel Foyo.
La labor de la maestra Socorro Vázquez Ríos es particularmente loable pues decidió hace 23 años apoyar a niños en condición de vulnerabilidad, ya sea aquellos que piden dinero como los que deben trabajar limpiando parabrisas o que llegan solos, traídos por sus familiares, enviados por sus padres, y que buscan un poco de atención.
“Coquito” como se le conoce desarrolló por cuenta propia un programa educativo avalado por la Secretaría de Educación de Gobierno del Estado y de la misma Organización de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) habilitando una escuela que atiende a cerca de 100 niños, y una plantilla de 7 maestros, cuatro en la mañana y tres en la tarde, sin horarios fijos y sin el sistema escolarizado pero que da a los menores de edad la posibilidad de aprender a su ritmo.
“Son niños que necesitan que alguien les haga caso, llenos de maltrato, de incomprensión, a los maestros no les alcanza para llegar a este tipo de niños y los van rezagando, esa situación de dejarlos los está dañando”, señala.
Su iniciativa tras 23 años, le valió apenas hace unos meses que se le otorgara la presea “Plan de San Luis” que el Congreso del Estado da a potosinos que se destaquen por su contribución social.
La realidad
Hoy en día la Procuraduría de la Defensa de las Personas Adultas Mayores, Gestión y Participación Social del DIF reporta para este 2108 en atención y seguimiento 157 expedientes sobre abuso o maltrato en contra de las personas adultas mayores, donde el despojo por parte de los mismos familiares sigue siendo la principal demanda de los afectados.
Alejandro Fernández Montiel, señaló que los adultos mayores siguen siendo un sector muy afectado en sus derechos, donde el abandono y el abuso de parte de los familiares es una situación que se presenta recurrentemente, de ahí que se trabaja para asegurarse que este sector reciban un trato digno y una atención jurídica que les garantice el respeto a sus derechos.
En reportes recientes generados por el Instituto Nacional de las Personas Adultas Mayores (Inapam) se ha señalado que alrededor del 70 por ciento de los adultos mayores son víctimas de abuso, que incluye el despojo de bienes, violencia física y abandono.
El Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), en San Luis Potosí hay casi 314 mil adultos mayores, mientras que en el país viven cerca de 12 millones de personas que superan los 65 años de edad.
gpl