Las manifestaciones en la calle y la vía pública, desde el Congreso del Estado, siempre se han visto como el ejercicio de derechos y libertades, que no deben ser reprimidas. Lo único que se ha pedido es que se hagan de manera pacífica, con respeto a los derechos de los demás y sin atentar contra el patrimonio público o personal. Pues una cosa son las manifestaciones o protestas y otra el vandalismo bajo el pretexto de participar en una lucha por causas sociales o políticas.

Pintar paredes con consignas, para muchos es una acción destructora pero en lo general tolerable para el desahogo de los ánimos de los manifestantes, así como gritar consignas con insultos. Lo que ya rompe los límites de lo políticamente aceptable, es el uso de bombas, gases, y elementos que caen en la categoría de armas y que ponen en riesgo a la población en general.

Estamos viviendo una etapa de polarización y radicalización política que no debe degenerar en enfrentamientos callejeros o de plaza pública, en ataques a las instituciones y destrozos a su patrimonio. La destrucción sin miramientos es un indicio muy claro que tras la actitud de destrucción más que una ideología y sentido de identidad nacional, motores de todo movimiento político, hay intereses oscuros, tal vez por la mera lucha por el poder u otras razones no muy legitimas.

Por ello a quienes participamos en las convocatorias de índole político social, nos debemos hacer un respetuoso llamado para que en la esfera de nuestras responsabilidades, reflexionemos y entendamos que muchas veces tras de nosotros hay activistas, algunos impetuosos, pero la responsabilidad del liderazgo nos obliga a encauzar bien las acciones de quienes nos siguen y que hay ocasiones en que las estrategias y tácticas aplicadas se nos pueden desbordar y generar otras consecuencias. Por eso debemos ser muy cuidadosos y establecer límites. Debemos hacer política a través del diálogo y el convencimiento, del acuerdo, buscando las coincidencias, sin evadir la confrontación ideológica, pero sin violencia y sin destrucción.

Ya lo dijo Martin Luther King

“La violencia crea más problemas sociales que los que resuelve”

Google News