En la década pasada, la tranquilidad de la Huasteca potosina se alteró por la presencia de un asesino de niñas, quien fue conocido como La Bestia de Tamuín o el Monstruo de Tamuín.

Los pobladores de este municipio de San Luis Potosí vivieron atemorizados por casi cinco años, tiempo en el que el llamado cazador de niñas realizó los homicidios.

Ante la zozobra, el estilo de vida en la Huasteca cambió dramáticamente; de estar en un paraíso natural con escenarios mágicos, Filiberto Hernández Martínez los transportó a un verdadero infierno.

¿Quién era La Bestia de Tamuín?

El caso se tornó más oscuro al enterarse que el responsable del asesinato de por lo menos siete mujeres, entre ellas cuatro menores de edad, era un exmilitar que enseñaba catecismo y karate.

Hernández Martínez nació en 1971 en el municipio de Ébano, pero desde niño se mudó a Tamuín, lugar donde cometió delitos incompresibles y propios de un ser despiadado.

La familia de este homicida confeso no sabe en qué momento Filiberto dejó de ser un muchacho trabajador a convertirse en La Bestia de Tamuín.

Cuando se establecieron en Tamuín, la mamá y papá rentaron una humilde casa de madera, plásticos y lámina en la calle Prolongación Moctezuma, en la colonia Luis Donaldo Colosio.

En esa vivienda residió la pareja junto a sus cinco hijos, cuatro hombres y una mujer.

Es su padre Marcelino Hernández, quien relató a El Pulso de San Luis que su hijo colaboró con ellos económicamente y en su calle lo consideraban un joven amistoso.

“Yo los enseñé a trabajar desde chico, porque había que darles para la escuela y siempre salían a hacer mandados. Aquí jugaban con los vecinos”. 

La precariedad de su hogar lo obligó a buscar una mejora y a los 17 años decidió enlistarse al Ejército. Es ahí cuando su familia pierde casi todo contacto con Filiberto y a su regreso simplemente desapareció de su vida.

La comunidad identificó a Hernández como un exmilitar que buscaba ayudar a su comunidad impartiendo clases de karate y como maestro de catecismo.

¿La detención del asesino serial?

Su detención a manos de autoridades estatales ocurrió en julio del 2014. Justo antes de cumplirse los cinco años de la primera denuncia de desaparición de una niña.

Sin embargo, la entonces Procuraduría del Estado lo aprehendió por portación ilegal de armas; con el tiempo se supo que este era La Bestia de Tamuín que aterrorizó a la Huasteca de 2010 al 2014.

Filiberto Hernández Hernández decidió confesar sus crímenes y las autoridades utilizaron su declaración para encontrar los cadáveres de dos de sus últimas víctimas.

El primer cadáver corresponde al de Eliehoenai Chávez Rivera, de 32 años de edad, sus restos fueron encontrados viernes 4 de julio de 2014 entre unos cañaverales, a casi dos meses de haber sido vista la última vez por su familia.

La Bestia de Tamuín detalló que asesinó a la mujer por negarse a tener una relación sentimental con él.

En la declaración se asentó que el secuestró de Chávez Rivera ocurrió en mayo cuando salió de la fábrica donde trabajaba.

Pero el segundo cuerpo localizado estremeció a la comunidad. Filiberto narró que violó, ahorcó y después abandonó entre sembradíos a Dulce Jimena, de nueve años de edad. La pequeña era su vecina y la había privado de su libertad en abril del 2014.

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Conforme se fueron dando avances en las investigaciones, al homicida se le relaciona con las desapariciones y asesinatos de otras tres adolescentes.

La que quizá fue su primera víctima es Rosa María, de 15 o 16 años, reportada como desaparecida el 29 de octubre de 2010. Sus huesos fueron encontrados en el 2014 y su identidad confirmada hasta el 2017.

Además, hallaron vínculos en los casos de Adriana, de 13 años de edad, quien desapareció cuando caminaba de la escuela a su casa en el 2011. Fue encontrada sin vida el mismo año.

La sorpresa de la mamá de Adriana, Sandra Campuzano, fue mayor cuando se enteró que el sujeto acosó sexualmente a su hija.

“Durante una colecta escolar fue agredida varias veces por la Bestia, lo supe por qué las amigas de ella me lo confiaron”.

Parece que Hernández Hernández no descansó hasta violar, estrangular y después asfixiar con una bolsa roja a la joven.

Y de Itzel, de 12 años, quien desapareció en el 2013, cerca de donde otros cuerpos fueron hallados.

Los restos de las cinco víctimas fueron localizados en la zona conocida como El Cañaveral, entre Tamuín y Ciudad Valles. Aparentemente, El Monstruo de Tamuín estaría involucrado en dos casos más.

Un cuerpo o restos que faltan por encontrar son los de Rosa María Sánchez González, desaparecida desde el 29 de octubre del 2010.

¿Dónde está La Bestia de Tamuín?

Por increíble que parezca y con todos los elementos en su contra, Hernández estuvo apunto de quedar libre por un error en la integración del caso.

Un juez de Ciudad Valles lo liberó de uno de los cinco crímenes que se le imputan. Dictó auto de libertad a Filiberto, pero la pronta acción de las familias de las cinco víctimas confesas evitaron la injusticia.

Fue entonces que la organización “Grupo de Acción por los Derechos Humanos y la Justicia Social” de la Ciudad de México ofreció asesoría a los afectados y busca desde el 2016 que este hombre reciba su condena.

Gloria Castillo Torres, madre de Itzel, declaró en octubre del 2016 su preocupación por que quede libre La Bestia de Tamuín.

Señaló el desinterés de las autoridades por esclarecer el caso y no presentan avances para que el Juzgado de Ciudad Valles dicte sentencia.

Las pruebas que presentó el ministerio en contra de Hernández Hernández en el caso de Adriana fueron insuficientes, por lo que el juez lo absolvió de los cargos de homicidio.

En su defensa, Filiberto Hernández Martínez manifestó que había sido torturado para confesarse como culpable y señalaron inconsistencias en su detención.

Ya pasaron más de ocho años de su aprehensión, La Bestia de Tamauín sigue recluido en el Penal de Máxima Seguridad en Durango; por lo que las familias de las víctimas están indignadas por aún no ver se les haga justicia a sus hijas.

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