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La gastronomía mexicana es tan vasta como diversa y uno de sus exponentes más entrañables es la torta de tamal, popularmente conocida como guajolota. Sin embargo, en el corazón de la Huasteca potosina, esta receta urbana adquiere un giro inesperado y profundamente tradicional: la chachalaca, una torta rellena nada menos que de Zacahuil, el monumental tamal huasteco.
¿Qué es la chachalaca?
Originaria de San Luis Potosí, específicamente de la región huasteca, la chachalaca es una torta que encierra más que sabor: contiene historia, identidad y resistencia culinaria.
Se trata de una preparación casera en la que un pan, puede ser bolillo o telera, se rellena con porciones generosas de zacahuil, el icónico tamal de tamaño familiar hecho con masa de maíz martajada, manteca de cerdo, carne de cerdo y guajolote, bañado en salsa de chile cascabel o chiltepín y cocinado durante más de diez horas en horno de leña.
A diferencia de la guajolota chilanga, la chachalaca no se sirve al paso ni se vende en las esquinas del metro. Es un platillo con carácter ritual, cargado de orgullo regional, que empieza a posicionarse como una alternativa auténtica y robusta dentro del abanico de antojitos mexicanos.
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¿Qué lleva una torta de zacahuil?
La versión tradicional de la chachalaca no se limita a pan y tamal. En su preparación, se suelen agregar frijoles refritos, crema, carne adicional deshebrada, principalmente cerdo, y para coronar, chile jalapeño encurtido.
Esta combinación no sólo resalta los sabores profundos del zacahuil, sino que aporta textura y un juego de contrastes entre lo suave de la masa y lo crujiente del pan.
Además, hay quienes piden incluir el pegado, esa costra dorada que se forma en las orillas del zacahuil durante la cocción, considerada un manjar por los conocedores.
¿Por qué es tan especial el zacahuil?
El zacahuil es más que un tamal: es una celebración. Su preparación comienza una tarde y no concluye hasta la madrugada del día siguiente. El sabor ahumado de su cocción en horno de leña, su textura rústica y su generosidad en carnes y salsa lo convierten en una joya culinaria del noreste de México, con presencia en Veracruz, Hidalgo, Tamaulipas y, por supuesto, San Luis Potosí. La chachalaca, al usar el zacahuil como ingrediente central, hereda todo ese legado.
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¿Dónde se puede probar la chachalaca?
Por ahora, la chachalaca no es tan fácil de encontrar como la guajolota. No obstante, su popularidad crece entre los potosinos que desean darle un nuevo formato al zacahuil sin perder su esencia.
¿Por qué deberías probarla?
Porque representa un encuentro entre dos mundos: el de los antojitos urbanos y el de las raíces indígenas. La chachalaca es una reinterpretación audaz y deliciosa que honra al tamal huasteco sin disfrazarlo. Es ideal para quienes buscan una experiencia gastronómica más profunda, conectada con sabores que difícilmente se encuentran fuera de la región.
Además, su perfil calórico y su contundencia la hacen perfecta para compartir o disfrutar como una comida completa. ¿Te atreves a probarla?
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