Vestida completamente de rojo, una mujer de tez blanca se posiciona a un lado del escenario. Procede a amarrarse las agujetas de unos tenis, igual de color rojo, y con una voz cálida se dirige al público: “me gustaría que fueran co-creadores de esta obra cuando yo diga Close y Open”, indica.

El movimiento del bailarín no es el único elemento que se tiene que apreciar en una puesta en escena de danza; ese es el planteamiento de “Close-open”, un proyecto realizado por la bailarina y especialista en coreografía, Julia Barrios de la Mora.

En esta obra se busca que el público se adentre a la misma con la percepción de sonidos, luces, vestuario, la voz y el mismo cuerpo humano.

Su propuesta, antes de que las luces del escenario del Centro Cultural “Raúl Gamboa”, en la capital de San Luis Potosí, se vuelvan tenues, es poder disfrutar el baile sin ver la pieza completa, pues a partir de ese momento comenzará un juego con el público en el que se tendrán que cerrar y abrir los ojos cada vez que ella lo ordene.

“Close”, menciona Julia mientras realiza un movimiento con sus manos en el escenario. Los ojos se cierran y antes de poder ver su siguiente posición, en la imagen interna se refleja su última silueta, iluminada en el negro de los párpados, mientras se escuchan ruidos de cuerdas, pisadas, aire entre cortado y respiración agitada. Los sentidos se abren y propician a que la imaginación vuele para descifrar qué hace la bailarina mientras el público no ve.

“Close - Open”, no toda la danza se tiene que ver
“Close - Open”, no toda la danza se tiene que ver

“Open”, los ojos de los más de 30 espectadores se abren, y la siguiente escena que se aprecia es ella al otro lado del escenario, haciendo otro paso de baile.

De manera consecutiva y sin un lapso de tiempo definido, Julia da indicaciones para cuando cerrar y abrir los ojos, consiguiendo que sus movimientos comiencen a tomar vida y se asemejen a los de un video en Stop Motion.

“Es una invitación a oír la danza”, comentó en entrevista la creadora originaria de la Ciudad de México. Sin embargo, durante los poco más de 35 minutos del juego, no todos los asistentes lograron realizar el ejercicio, con los ojos entre cerrados algunos buscaban resolver el enigma de si la mujer de rojo corría por todo el teatro, se mantenía en su lugar para bailar o si lo que oían eran solo efectos especiales.

El ejercicio close y open, va acompañado de una guía de meditación rápida y una melodiosa voz que canta “la llorona”, para que los presentes interioricen las emociones que han experimentado y las sensaciones que les causa el abrir y cerrar los ojos.

Julia pasa de estar vestida completamente de rojo a blanco y en un parpadeo rápido vuelve a regresar al color rojo. En otro abrir y cerrar de ojos se sitúa en el mismo lado del escenario en el que inició la obra para amarrarse los mismos tenis color rojo y jugar con la mente del espectador.

“Close - Open”, no toda la danza se tiene que ver
“Close - Open”, no toda la danza se tiene que ver

El espacio y tiempo se pierde por un momento, los asistentes caen en el desafío de abrir y cerrar rápido los ojos, simulando una ráfaga de cámara fotográfica, mientras ella realiza su coreografía, para apreciar sus movimientos de danza en lo que se asemeja a una serie de fotográmas que pasan por segundos frente a nuestros ojos.

“Es una obra muy abstracta, no tiene una relación lineal, es más bien un espacio de imágenes medio cinematrográficas que busca la experiencia estética. Son como múltiples bombardeadas que invitan a ese lugar de la visibilidad, la invisibilidad, como del espacio de contrarrestar lo visual; es una invitación a oír la danza”, precisa Julia.

Para la actriz, directora y creadora de “Close-Open”, fue un reto el poder montar la obra para el LXII Festival Internacional de Danza Lila López, pues dijo que usualmente el performance lo realiza en espacios íntimos, con el objetivo de que los presentes puedan conectar más con los sonidos, movimientos y juegos que se hacen en la puesta en escena.

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