Porfirio Muñoz Ledo dice que un acercamiento entre el presidente Enrique Peña Nieto y el candidato presidencial Andrés Manuel López Obrador sería por el bien del país.

Ante la versión de Ricardo Anaya, candidato presidencial —a quien “ni fuma nadie”, dice—, de que hay un acuerdo con Peña Nieto para que el tabasqueño gane la elección, indica que la transición va a ser complicada y hay que “hacerla tersa”. López Obrador, dice, está completamente dispuesto a ello.

“A Peña [Nieto] le conviene, porque tiene el defecto de que ha sido demasiado dócil ante intereses económicos, le conviene salir bien. Además, Andrés [Manuel López Obrador] ya le ofreció que no lo va a perseguir”, señala.

Es un “gravísimo error no saber pasar la estafeta”, como dice, ocurrió entre Carlos Salinas de Gortari y Ernesto Zedillo.

Muñoz Ledo —quien ha sido presidente del PRI, del PRD y trabajó a favor de Vicente Fox, a quien califica como “gran traidor de nuestra historia”— ha estudiado en las recientes semanas las tendencias de la probable votación y señala que el triunfo de López Obrador “está decidido” ya por los electores y la pelea ahora es por la formación de las mayorías en las cámaras de Diputados y Senadores.

“Los que creen que está el país bien pueden asustarse con Andrés [Manuel López Obrador] y los que creemos que el país está muy mal tenemos una esperanza de cambio”, asegura.

El candidato plurinominal de Morena a la Cámara de Diputados adelanta que la 64 Legislatura llevará a cabo cambios que incluirán revertir las reformas educativa, energética y laboral. Además, dice que la mayoría en las dos cámaras representa el fin de las corruptelas en el Poder Legislativo. No descarta el regreso del Presidente de la República al Congreso.

¿Con qué legitimidad llegará Andrés Manuel López Obrador a la Presidencia?

—La legitimidad es enorme, porque será de entre 52% a 54%.

¿Ese margen no se ve desde Salinas de Gortari?

—El régimen es distinto. Aquel era de imposición, de fraude electoral. Esta es la primera elección democrática desde Francisco I. Madero, que se entienda. Las demás estuvieron falsificadas por el poder del gobierno, salvo en 1997, cuando le quitamos al PRI la mayoría del Congreso.

¿Y el escenario legislativo?

—Estamos arriba en materia de poder legislativo, cinco, seis puntos arriba en [las cámaras de] Senadores y Diputados. Podemos afirmar que va a haber una correspondencia entre las elecciones legislativas y presidenciales.

En la Cámara de Diputados, la coalición Juntos Haremos Historia tendría un mínimo de 251 diputados y hasta 264 de 500 curules, y en el Senado de 65 a 73 de 128 escaños.

¿Nos dice que la pelea hoy es por esas mayorías?

—Ahí está la clave. Por eso Andrés [Manuel López Obrador] tiene semanas de decir: “¡Voten parejo!”. Por su parte, la derecha quiere quitarle la mayoría del Poder Legislativo. Ya no lo pueden parar en la elección presidencial y buscan detenerlo a través del Legislativo. Enrique Krauze, a quien mucho estimo, sostiene que tener mayoría en el Congreso es antidemocrático ¡Fantástico! 95% de los gobiernos del mundo tienen mayoría en el Congreso.

¿Cómo será México si López Obrador tiene mayoría en el Congreso?

—Tendrá la mayoría. Hay que imaginar que no la tuviera para darnos cuenta de que volveríamos a negociación turbia. Hemos vivido una partidocracia enormemente corrupta, en la que se distribuyen cargos, negocian todo; es el sistema de los moches. Eso hay que acabarlo.

¿Qué acciones deberá emprender Morena de llegar a la Presidencia?

—Desde los primeros meses el Presidente no tendrá espacio para plantear reformas. Esta mayoría debe adelantar reformas importantes, incluso constitucionales, aunque no tenga los votos que se requieren en Congresos de los estados.

Las más importantes reformas serán las que tratarían de contrarrestar el modelo actual. Se ha hablado de revertir la reforma educativa, en la que hay fórmulas que se pueden negociar para acabar con un sistema represivo contra el magisterio.

¿Cómo se revierte la energética? Hay medios, al asegurar que la renta petrolera se quede en el país. La reforma laboral es más fácil revertirla porque está más en la ley: se tiene que quitar la subcontratación, acabar con el viejo tripartismo, no repetir la vieja alianza de gobierno y sindicatos corporativos. Todo tiene solución y no es difícil, es de menos a más.

¿Qué cambios de gran calado se pueden considerar?

—Algún día puede haber espacio para un Constituyente, la fundación de la nueva República o, como le llama Andrés Manuel, la cuarta República.

¿A la mitad de la Legislatura en la Cámara de Diputados?

—Sería a fines del primer año. El primer periodo de sesiones es de ajuste, es de Peña Nieto. La Cámara puede ser vía de comunicaciones entre un gobierno y otro, [de un relevo] que debe ser terso.

Por eso Andrés [Manuel López Obrador] está tan interesado, o le parece provechoso para el país, iniciar conversaciones el 2 de julio, para tratar el proyecto de Presupuesto 2019. Si se logra un acuerdo, avanzaremos mucho. Anaya grita en televisión que hay un acercamiento entre López Obrador y Peña Nieto contra él. Ni lo fuma nadie. Es un acercamiento en bien del país.

¿Ese acercamiento López Obrador-Peña Nieto qué redituaría?

—El periodo de transición va a ser muy complicado. Por el país hay que hacerlo terso, como tratamos de hacerlo en el antiguo régimen, son muchas cosas que se tienen que decidir conjuntamente, la gente no lo sabe.

Yo fui el vínculo entre [Luis] Echeverría y López Portillo, como presidente del PRI, y aunque eran del mismo partido, había grupos distintos que se enfrentaban. Cualquiera le puede poner un cuatro al que viene. Es lo que pasó entre Salinas [de Gortari] y [Ernesto] Zedillo con el famoso error de diciembre. Es gravísimo no saber pasar la estafeta.

¿Cómo se puede orquestar una entrega-recepción impecable?

—Andrés Manuel [López Obrador] está completamente dispuesto. A Peña [Nieto] le conviene, porque tiene el defecto de que ha sido demasiado dócil ante intereses económicos, pero a él le conviene salir bien. Además, Andrés [Manuel López Obrador] ya le ofreció que no lo va a perseguir.

Andrés está tendiendo los puentes para un gobierno de consenso. Él quiere orquestar un nuevo consenso nacional para que vayamos por otro rumbo económico, para que tengamos un nuevo modelo de desarrollo aceptado por todos. Por eso su interés en hablar con los empresarios.

¿Cómo gobernará Andrés Manuel López Obrador?

—Por consenso. No hay grupo con el que no hable, no para que vote por él. Desde luego ha desarmado ciertas conspiraciones. Ya habló con todos. Sabe lo que quiere la gente. Va a tratar de armar un consenso nacional, que es la tarea del próximo gobierno, y para eso la mayoría de las cámaras es fundamental.

¿Habrá diálogo con las bancadas de oposición?

—Tendrá que ir al Congreso. Hace mucho que no va [un Presidente]. Hay que crear un clima de respeto republicano y conciencia histórica en la Cámara de Diputados, es a lo que yo voy.

¿Qué le dice López Obrador?

—Él ha dicho en reuniones públicas, sobre todo en la última asamblea de Morena, me pidió que le pusiera la banda presidencial. Me gustaría. Creo que sería un buen final de mi vida pública.

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